En esta impresionante sesión fotográfica de Fernando Guerra, deÚltimas Reportagens, captura las Termas de Vals, una de las obras más icónicas del ganador del premio Pritzker 2009 Peter Zumthor.
Realizado entre 1993 y 1996, el edificio forma parte del complejo hotelero de Vals. Construido sobre una fuente termal, éste sirve a los huéspedes del hotel, la comunidad local y otros visitantes que buscan las propiedades curativas y relajantes del agua caliente.
El diseño del proyecto surgió de una restricción que impidió la construcción de una altura del edificio que dañara las vistas de los huéspedes del valle. Esto llevó a una de las principales características del diseño, con una fachada y la mitad del edificio enterrado en la colina mezclada con la topografía del valle, y un techo plano verde que se combina con el terreno inclinado para crear un césped continuo.
El espacio dentro del spa se organiza alrededor de dos grandes piscinas, una al aire libre y otra al interior rodeada de muros altos de piedra. El acceso principal del edificio es a través de un túnel desde el hotel, que sirve como una transición que prepara al visitante para experimentar la arquitectura imaginada por Zumthor. Internamente, puedes moverte libremente por los diferentes espacios, sin un camino preconcebido, con vistas al paisaje y bloqueado magistralmente a través de las aberturas externas del edificio.
La fachada, con una sorprendente alternancia entre sólido y vacío, muestra claramente la técnica constructiva. El volumen del edificio consta de 15 volúmenes subsidiarios, todos distintos entre sí. Estos fragmentos se ensamblan como un gran rompecabezas tridimensional, así la cubierta del techo no es continuo pero fracturado en cada una de las conexiones entre estos bloques. Estas brechas sutiles de sólo 8 centímetros permiten la entrada de una astilla de luz natural. A pesar de su apariencia como un volumen masivo y monolítico, el edificio es una composición de estructuras ligeramente espaciadas que forman el conjunto. El proyecto aborda estos contrastes con maestría; entre las líneas rectas de la arquitectura y el movimiento del agua, o entre el gris de las rocas y el juego de luces y colores.
En cada bloque el arquitecto explora diferentes sentidos, utilizando colores, la escala del espacio o incluso el agua misma, y su temperatura, estado, olor, etc. Durante la noche, la experiencia se altera drásticamente, ya que la mayor parte de la luz del edificio emerge del agua misma.